Higiene en los alimentos incluye cierto número de rutinas que deben realizarse al
manipular los alimentos con el objeto de prevenir daños potenciales a la salud.
Los alimentos pueden transmitir enfermedades de persona a persona así como ser
un medio de crecimiento de ciertas bacterias (tanto en el exterior como en el
interior del alimento) que pueden causar intoxicaciones alimentarias.
Los
alimentos no vigilados pueden ser un transporte de propagación de enfermedades,
hay que considerar que desde el mismo instante de su producción hasta el de su
consumo los alimentos están constantemente expuestos a las posibles
contaminaciones bien sean por agentes naturales o por efecto de la intervención
humana.
Los
alimentos presentan un medio de cultivo ideal para el crecimiento de ciertos
microorganismos, bacterias, esporas, etc. Debido a su presencia en los
alimentos, se pueden dividir en las estructuras internas del alimento o
incorporar a los alimentos debido a su procesado o manipulación.
En
relación con el consumo de los alimentos para los humanos se puede decir que
los microorganismos pueden ser "patógenos": es decir causantes de
enfermedades o "alterantes" (saprófitos) de sus estructuras, sabores
u olores. Los periodos de incubación de gran parte de ellos llegan a periodos
de incubación cortos: entre dos y diez horas. Algunos de los organismos poseen
bajos DMI (dosis mínima infectiva) y la higiene es la única garantía de que se
mantiene el alimento en buenas condiciones.
Carnes
Las
carnes deben ser elegidas de tal forma que presenten una textura agradable (si
posee una textura flácida su conservación es dudosa), las carnes rojas deben
tener un color rojo brillante en los cortes frescos, es de recordar que las
carnes viejas tienen colores más obscuros. Algunas especies de carne como la de
ternera deben tener un color rosáceo. Las carnes cocinadas no deben mezclarse
en ningún momento con las carnes crudas, el índice de contaminación es alto en
este caso.
Los
embutidos, como una forma de carne procesada, deben tener siempre la piel de la
tripa exterior integral y pegada a su contenido interno, debe rechazarse
cualquier embutido con aire en su interior o con la piel suelta. Las carnes por
regla general si no se van a consumir en 48 horas, lo mejor es someterlas a
congelación, en el caso de la carne picada este periodo se reduce a 24 horas.
Pescados
Los
pescados frescos huelen a mar, no a pescado o a carne en descomposición.
Las
agallas deben ser rojas brillantes y no de color marrón.
Los
ojos deben estar prominentes y limpios, si están hundidos no deben emplearse.
Las
escamas deben ser brillantes.
Verduras y
Frutas
Las
verduras requieren de un lavado y enjuague con abundante agua limpia que
permita limpiar las arenas y suciedades que quedan adheridas a su superficie,1
por regla general basta con quitar las primeras capas de piel o las cáscaras
para que la verdura quede limpia. Rara vez es aconsejable la limpieza con
desinfectantes debido a que la preparación por calor durante su cocinado
elimina generalmente toda bacteria patógena. Se deben desechar las verduras y
frutas con golpes o zonas maltratadas, estos puntos suelen ser focos de
bacterias.
Lácteos y Huevos
Los
lácteos suelen someterse en origen a una pasteurización que elimina gran parte
de los microorganismos patógenos (como en el caso de la leche). Los huevos
deben refrigerarse, colocarlos en los contenedores diseñados para ello en las
heladeras es la mejor opción. Al momento de utilizarlos es conveniente lavar la
cascara con agua y jabón, de esta forma se eliminan restos de materia fecal de
las aves.
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